Dureza por indentación: medición de propiedades clave del acero y control de calidad
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Definición y concepto básico
La dureza por indentación mide la resistencia de un material a la deformación permanente al ser sometido a una carga de compresión constante de un material más duro con una geometría específica. Cuantifica la capacidad de un material para soportar la deformación plástica localizada inducida por la indentación mecánica.
Esta propiedad es un parámetro fundamental en la caracterización de materiales, proporcionando a los ingenieros información crucial sobre la resistencia al desgaste, la maquinabilidad y la integridad mecánica general. Las pruebas de dureza por indentación se emplean ampliamente debido a su naturaleza no destructiva o mínimamente destructiva, que requiere pequeños volúmenes de muestra y una preparación mínima.
En metalurgia, la dureza por indentación ocupa un lugar central, ya que se correlaciona estrechamente con otras propiedades mecánicas como la resistencia a la tracción, la resistencia al desgaste y la ductilidad. Conecta las características microestructurales con el comportamiento mecánico macroscópico, lo que la convierte en una herramienta esencial para la selección de materiales, el control de calidad y el análisis de fallos.
Naturaleza física y fundamento teórico
Mecanismo físico
A nivel microestructural, la dureza por indentación refleja la resistencia de un material al movimiento de dislocaciones dentro de su red cristalina. Cuando un indentador aplica tensión, las dislocaciones deben superar barreras como los límites de grano, los precipitados y otras dislocaciones para permitir la deformación plástica.
En los materiales de acero, la resistencia a la indentación se deriva de diversos mecanismos de fortalecimiento, como el fortalecimiento por solución sólida, el endurecimiento por precipitación, el endurecimiento por acritud y el fortalecimiento del límite de grano. Estos mecanismos impiden el movimiento de dislocación creando obstáculos dentro de la microestructura.
La zona plástica bajo una indentación implica campos de tensión complejos que crean dislocaciones geométricamente necesarias, lo que genera gradientes de deformación que contribuyen aún más al valor de dureza medido. Esta deformación localizada crea una impresión característica cuyas dimensiones se relacionan directamente con la resistencia del material al flujo plástico.
Modelos teóricos
El principal modelo teórico de dureza por indentación fue establecido por Heinrich Hertz a finales del siglo XIX, describiendo la mecánica del contacto elástico entre superficies curvas. Posteriormente, diversos investigadores, entre ellos Tabor, extendieron este modelo al comportamiento elastoplástico, estableciendo relaciones entre la dureza y el límite elástico.
La comprensión histórica evolucionó desde las observaciones empíricas de Mohs a principios del siglo XIX hasta modelos sofisticados que incorporan la teoría de la plasticidad del gradiente de deformación a finales del siglo XX. Esta progresión refleja el creciente reconocimiento de los efectos dependientes de la escala en las mediciones de dureza.
Los enfoques modernos incluyen el método Oliver-Pharr para la indentación instrumentada, el modelado de elementos finitos del proceso de indentación y las teorías de nanoindentación que consideran los efectos del tamaño. Cada enfoque ofrece ventajas específicas según el sistema material y la escala de interés.
Fundamentos de la ciencia de los materiales
La dureza por indentación se correlaciona estrechamente con la estructura cristalina, ya que los materiales cúbicos centrados en las caras (FCC) suelen presentar menor dureza que las estructuras cúbicas centradas en el cuerpo (BCC) o hexagonales compactas (HCP) debido a las diferencias en la movilidad de las dislocaciones. Los límites de grano actúan como obstáculos para el movimiento de las dislocaciones, siguiendo la relación de Hall-Petch, donde la dureza aumenta al disminuir el tamaño del grano.
La microestructura del acero influye profundamente en los valores de dureza. La martensita proporciona una dureza mayor que la ferrita, la perlita o la austenita debido a su estructura tetragonal altamente deformada y su alta densidad de dislocaciones. Los precipitados y las partículas de segunda fase mejoran aún más la dureza al fijar las dislocaciones.
Esta propiedad se vincula fundamentalmente con los principios de la ciencia de los materiales sobre mecanismos de fortalecimiento, demostrando cómo las características atómicas y microestructurales determinan colectivamente el comportamiento mecánico macroscópico. La naturaleza multiescalar de la dureza por indentación la convierte en un instrumento eficaz para comprender las relaciones entre estructura y propiedad.
Métodos de expresión y cálculo matemático
Fórmula de definición básica
La definición fundamental de dureza de indentación se expresa como:
$$H = \frac{F}{A}$$
Donde $H$ representa el valor de dureza, $F$ es la carga aplicada y $A$ es el área proyectada de la huella de indentación. Esta relación básica se aplica a diversas escalas de dureza, con modificaciones para considerar geometrías específicas de indentador.
Fórmulas de cálculo relacionadas
Para la dureza Brinell (HB), la fórmula de cálculo es:
$$HB = \frac{2F}{\pi D(D-\sqrt{D^2-d^2})}$$
Donde $F$ es la fuerza aplicada (N), $D$ es el diámetro del penetrador (mm) y $d$ es el diámetro de la sangría (mm).
Para la dureza Vickers (HV), la fórmula se convierte en:
$$HV = \frac{1.8544F}{d^2}$$
Donde $F$ es la fuerza aplicada $N$ y $d$ es la longitud diagonal promedio de la sangría (mm).
Para la prueba de indentación instrumentada, la dureza se puede calcular como:
$$H = \frac{P_{máx}} {A(h_c)}$$
Donde $P_{max}$ es la carga máxima aplicada y $A(h_c)$ es el área de contacto proyectada en la profundidad de contacto $h_c$.
Condiciones y limitaciones aplicables
Estas fórmulas suponen una deformación plástica completamente desarrollada y son válidas únicamente cuando el tamaño de la indentación es suficientemente grande en comparación con las características microestructurales, pero lo suficientemente pequeño como para evaluar la región de interés. La profundidad mínima de la indentación debe ser típicamente 20 veces mayor que la rugosidad superficial.
Los modelos matemáticos presentan limitaciones al aplicarse a materiales altamente elásticos, donde se produce una recuperación elástica significativa tras la descarga, o con películas muy delgadas donde los efectos del sustrato influyen en las mediciones. La mayoría de las fórmulas estándar de dureza asumen la isotropía y homogeneidad del material.
Los cálculos parten de condiciones de temperatura ambiente y tasas de carga cuasiestáticas. Se deben aplicar correcciones para ensayos a alta temperatura, condiciones de carga dinámica o al ensayar materiales altamente anisotrópicos donde las propiedades direccionales difieren significativamente.
Métodos de medición y caracterización
Especificaciones de pruebas estándar
ASTM E10: Método de prueba estándar para dureza Brinell de materiales metálicos: cubre pruebas con penetradores de bolas de varios diámetros y cargas para materiales a granel.
ASTM E92/ISO 6507: Métodos de prueba estándar para dureza Vickers de materiales metálicos: detalla los procedimientos para la indentación de pirámides de diamante en escalas micro y macro.
ASTM E18/ISO 6508: Métodos de prueba estándar para dureza Rockwell de materiales metálicos: especifica métodos que utilizan diversas geometrías de penetrador y cargas para pruebas rápidas.
ISO 14577: Prueba de indentación instrumentada para parámetros de dureza y materiales: cubre métodos de prueba avanzados, incluida la nanoindentación con registro continuo de desplazamiento de carga.
Equipos y principios de prueba
Los durómetros convencionales constan de un sistema de carga, un indentador y un sistema de medición. Estos varían desde unidades sencillas de sobremesa hasta sistemas totalmente automatizados con capacidad de medición óptica.
El principio fundamental consiste en aplicar una carga controlada con precisión a través de un penetrador geométricamente definido (esférico, cónico o piramidal) y medir la deformación permanente resultante. Los sistemas instrumentados modernos registran continuamente los datos de carga-desplazamiento durante todo el ciclo de indentación.
Los equipos avanzados incluyen sistemas de nanoindentación capaces de lograr una resolución de desplazamiento subnanométrico y un control de fuerza micro-Newton, a menudo integrados con microscopía de fuerza atómica o microscopía electrónica de barrido para un posicionamiento preciso y un análisis posterior a la prueba.
Requisitos de muestra
Las muestras estándar requieren superficies planas y paralelas con un acabado superficial generalmente superior a 0,8 μm de Ra para microdureza y 0,05 μm de Ra para nanoindentación. El espesor mínimo debe ser al menos 10 veces la profundidad de la indentación para evitar efectos sobre el sustrato.
La preparación de la superficie suele implicar esmerilado, pulido y, en ocasiones, grabado para eliminar las capas endurecidas por el trabajo durante la preparación de la muestra. La limpieza es fundamental para evitar la contaminación que podría afectar la mecánica del contacto.
Las muestras deben estar firmemente sujetas para evitar el movimiento durante el ensayo, con suficiente masa para absorber las fuerzas de ensayo sin deformación. Para muestras delgadas o recubrimientos, puede ser necesario el montaje en medios adecuados.
Parámetros de prueba
Las pruebas estándar se realizan a temperatura ambiente (23 ± 5 °C) con humedad controlada para evitar la oxidación o condensación de la superficie. Las pruebas a alta temperatura requieren equipos especializados con cámaras ambientales.
Las tasas de carga normalmente se especifican entre 0,1 y 10 N/s para pruebas convencionales, mientras que los tiempos de permanencia en la carga máxima varían entre 10 y 15 segundos para pruebas estándar para eliminar los efectos de fluencia en las mediciones.
Los parámetros críticos incluyen la verificación de la geometría del penetrador, la calibración de la conformidad de la máquina y la caracterización de la rigidez del marco, particularmente para la indentación instrumentada donde estos factores influyen directamente en la precisión de la medición.
Proceso de datos
La recopilación de datos primarios implica la medición directa de las dimensiones de la indentación mediante microscopía óptica para ensayos convencionales o mediante curvas de carga-desplazamiento para la indentación instrumentada. Se realizan múltiples mediciones (normalmente de 5 a 7) para garantizar la validez estadística.
El análisis estadístico suele incluir el cálculo de valores medios, desviaciones típicas e intervalos de confianza. Se pueden aplicar pruebas de valores atípicos para identificar y descartar lecturas anómalas resultantes de inhomogeneidades del material o artefactos de prueba.
Los valores finales de dureza se calculan mediante la fórmula adecuada para el método de ensayo, con correcciones según la conformidad, la geometría del indentador o la deriva térmica cuando sea necesario. Para la indentación instrumentada, se pueden derivar propiedades adicionales, como el módulo elástico, del mismo conjunto de datos.
Rangos de valores típicos
Clasificación del acero | Rango de valores típicos | Condiciones de prueba | Estándar de referencia |
---|---|---|---|
Acero bajo en carbono (1020) | 120-150 HB | 3000 kgf, bola de 10 mm | ASTM E10 |
Acero al carbono medio (1045) | 170-210 HB | 3000 kgf, bola de 10 mm | ASTM E10 |
Acero para herramientas (D2) | 58-62 horas de resistencia | 150 kgf, cono de diamante | ASTM E18 |
Acero inoxidable (304) | 150-200 HV | 10 kgf, pirámide de diamante | ASTM E92 |
Acero maraging (18Ni) | 280-350 HB | 3000 kgf, bola de 10 mm | ASTM E10 |
Las variaciones dentro de cada clasificación se deben principalmente a diferencias en el tratamiento térmico, el historial de procesamiento y pequeñas diferencias en la composición. El contenido de carbono influye especialmente en la dureza de los aceros al carbono, mientras que los elementos de aleación y los mecanismos de endurecimiento por precipitación generan variaciones en los aceros especiales.
Estos valores sirven como criterios de selección para la aceptación del material y el control de calidad. Una mayor dureza generalmente indica una mayor resistencia al desgaste, pero una posible reducción de la tenacidad o la maquinabilidad, lo que obliga a los ingenieros a equilibrar estas propiedades.
Una tendencia notable en los distintos tipos de acero es la correlación entre el contenido de carbono y la dureza alcanzable, donde los aceros para herramientas y los aceros aleados endurecidos presentan los valores más altos. El tratamiento térmico influye significativamente en la dureza, y los aceros templados y revenidos presentan valores más altos que los normalizados o recocidos.
Análisis de aplicaciones de ingeniería
Consideraciones de diseño
Los ingenieros suelen incorporar los requisitos de dureza como criterios de selección para la selección de materiales, convirtiendo la dureza en resistencia a la tracción estimada mediante relaciones empíricas como $UTS (MPa) ≈ 3,45 × HB$. Esto permite dimensionar preliminarmente los componentes basándose en datos de dureza fácilmente disponibles.
Los factores de seguridad aplicados al diseñar con base en propiedades derivadas de la dureza suelen oscilar entre 1,5 y 2,5, utilizándose valores más altos para aplicaciones críticas o cuando la variabilidad del material es significativa. Estos factores tienen en cuenta las variaciones estadísticas en las propiedades del material y las incertidumbres en las condiciones de carga.
Las decisiones de selección de materiales suelen basarse en la dureza como filtro inicial, especialmente en aplicaciones que requieren resistencia al desgaste, rendimiento a la fatiga o mecánica de contacto. El equilibrio entre dureza y tenacidad suele determinar la selección final del material, especialmente en componentes sometidos a cargas de impacto.
Áreas de aplicación clave
En la fabricación de automóviles, las pruebas de dureza por indentación son cruciales para el control de calidad de componentes de la transmisión, como engranajes, ejes y rodamientos, donde la dureza superficial se correlaciona directamente con la resistencia al desgaste y la vida útil por fatiga. Los componentes cementados requieren una medición precisa del perfil de dureza para verificar la profundidad del tratamiento.
La industria de herramientas depende en gran medida de las especificaciones de dureza para herramientas de corte, matrices y equipos de conformado, donde una dureza extrema (a menudo >60 HRC) es esencial para mantener la estabilidad dimensional y la retención del filo en condiciones de servicio severas. Las mediciones de gradientes ayudan a verificar un tratamiento térmico adecuado.
Otras aplicaciones incluyen la verificación de acero estructural en la construcción, la evaluación de la dureza de rieles para infraestructuras de transporte y la calificación de materiales para tuberías en el sector energético. Cada aplicación requiere rangos de dureza específicos, optimizados para el entorno de servicio y las condiciones de carga.
Compensaciones en el rendimiento
La dureza suele mostrar una relación inversa con la tenacidad, lo que crea un equilibrio fundamental en la selección del material. A medida que aumenta la dureza, la resistencia a la iniciación de grietas generalmente disminuye, lo que obliga a los ingenieros a equilibrar la resistencia al desgaste con la resistencia a la fractura.
La maquinabilidad generalmente disminuye al aumentar la dureza, lo que afecta significativamente los costos de fabricación y la velocidad de producción. Esta relación suele obligar a seleccionar materiales de menor dureza con tratamiento térmico posterior o a emplear técnicas de mecanizado avanzadas para componentes endurecidos.
Los ingenieros frecuentemente equilibran estos requisitos en competencia a través de la ingeniería microestructural, como el desarrollo de estructuras de grano fino que brindan tanto resistencia como tenacidad, o mediante enfoques de ingeniería de superficies que crean superficies endurecidas sobre núcleos más resistentes.
Análisis de fallos
El desgaste excesivo es un modo de fallo común en componentes con dureza insuficiente, que se manifiesta como cambios dimensionales, aumento de las holguras y, finalmente, pérdida de funcionalidad. La naturaleza progresiva del desgaste hace crucial la detección temprana mediante programas de monitorización de estado.
Los mecanismos de falla suelen implicar procesos de desgaste adhesivo o abrasivo que eliminan material de las superficies de contacto. El desgaste se acelera a medida que aumentan las holguras y disminuye la eficacia de la lubricación. En aplicaciones de contacto rodante, la fatiga superficial puede provocar picaduras y desconchado.
Las estrategias de mitigación incluyen la especificación de niveles de dureza adecuados para la aplicación, el empleo de tratamientos de endurecimiento superficial como la carburación o la nitruración, y la implementación de regímenes de lubricación adecuados. Enfoques de diseño como superficies de desgaste de sacrificio o componentes de dureza adaptada también pueden prolongar la vida útil.
Factores influyentes y métodos de control
Influencia de la composición química
El contenido de carbono es el principal determinante de la dureza en los aceros; cada aumento del 0,1 % suele incrementar la dureza entre 15 y 20 HB en condiciones normalizadas. Este efecto se acentúa tras el temple debido a la formación de martensita.
Los oligoelementos como el boro (30-50 ppm) mejoran significativamente la templabilidad sin afectar sustancialmente otras propiedades, mientras que el fósforo y el azufre generalmente reducen la dureza alcanzable y deben minimizarse para aplicaciones de alta dureza.
Los enfoques de optimización de la composición incluyen la microaleación con vanadio, niobio o titanio para formar carburos finos que contribuyen al endurecimiento por precipitación manteniendo al mismo tiempo el refinamiento del grano durante el procesamiento térmico.
Influencia microestructural
El refinamiento del tamaño del grano mejora la dureza según la relación Hall-Petch, donde la dureza aumenta proporcionalmente a la raíz cuadrada inversa del diámetro del grano. Este efecto es especialmente significativo en aceros ferríticos, donde los límites de grano son los principales obstáculos para el movimiento de dislocaciones.
La distribución de fases afecta drásticamente la dureza, siendo la martensita la que presenta la mayor dureza (hasta 65 HRC), seguida de la bainita, la perlita y la ferrita en orden descendente. La fracción de volumen y la morfología de estas fases determinan la respuesta general a la dureza.
Las inclusiones no metálicas generalmente reducen la dureza localmente y pueden actuar como concentradores de tensiones, lo que provoca fallas prematuras. Las prácticas modernas de fabricación de acero se centran en el control de inclusiones mediante el tratamiento con calcio, la desgasificación al vacío y la solidificación controlada.
Influencia del procesamiento
El tratamiento térmico proporciona el mecanismo de control de dureza más importante, ya que el temple y el revenido permiten un ajuste preciso de la dureza mediante el control de la transformación y la posterior selección de la temperatura de revenido. El enfriamiento rápido promueve la formación de martensita para lograr la máxima dureza.
Los procesos de trabajo mecánico, como el laminado en frío, pueden aumentar la dureza mediante el endurecimiento por acritud, con posibles aumentos de dureza del 30-50 %, dependiendo del grado de deformación. Este efecto se debe a una mayor densidad de dislocaciones y a la formación de subestructuras.
Las velocidades de enfriamiento durante el tratamiento térmico afectan críticamente la dureza alcanzable, superando la velocidad crítica de enfriamiento necesaria para una transformación martensítica completa. Deben considerarse los efectos del tamaño de la sección, ya que las secciones más gruesas se enfrían más lentamente, lo que puede generar gradientes de dureza.
Factores ambientales
La temperatura afecta significativamente la dureza por indentación, ya que la mayoría de los aceros presentan una menor dureza a temperaturas elevadas debido a una mayor movilidad de las dislocaciones. Este efecto se acentúa especialmente por encima de los 300 °C en los aceros al carbono.
Los entornos corrosivos pueden alterar la dureza superficial mediante disolución selectiva, fragilización por hidrógeno o formación de capas de óxido con propiedades mecánicas diferentes a las del material base. Estos efectos pueden comprometer el rendimiento del componente incluso cuando la dureza aparente se mantiene aceptable.
Los efectos dependientes del tiempo incluyen el envejecimiento por deformación en aceros con bajo contenido de carbono, que puede aumentar la dureza con el tiempo después de la deformación, y los efectos de revenido en aceros martensíticos, que pueden reducir la dureza durante el servicio a temperatura elevada a través del engrosamiento del carburo.
Métodos de mejora
Los enfoques metalúrgicos para mejorar la dureza incluyen la microaleación con elementos formadores de carburo (V, Nb, Ti) para crear precipitados finos que impiden el movimiento de dislocación y una morfología de inclusión controlada para minimizar sus efectos perjudiciales sobre las propiedades mecánicas.
Las mejoras basadas en el procesamiento incluyen tratamientos termomecánicos que combinan deformación y tratamiento térmico para refinar la estructura del grano, controlando al mismo tiempo los productos de transformación. Las técnicas de endurecimiento superficial, como el endurecimiento por inducción, el endurecimiento por láser o la carburación, crean superficies duras sobre núcleos tenaces.
Las consideraciones de diseño para optimizar el rendimiento de dureza incluyen la especificación de profundidades de carcasa adecuadas para componentes con superficie endurecida, la incorporación de gradientes de dureza para equilibrar la resistencia al desgaste con la resistencia al impacto y la selección de materiales de acoplamiento adecuados para minimizar el desgaste adhesivo.
Términos y normas relacionados
Términos relacionados
La resistencia al desgaste describe la capacidad de un material para soportar la pérdida progresiva de material de su superficie, correlacionándose fuertemente con la dureza a través de mecanismos de resistencia al desgaste abrasivo y adhesivo en la mayoría de las aplicaciones de ingeniería.
La templabilidad se refiere a la capacidad de un acero para formar martensita a profundidades específicas cuando se enfría, distinta de la dureza en sí, pero que influye directamente en la distribución de la dureza que se puede lograr mediante el tratamiento térmico.
La microdureza aborda específicamente las mediciones de dureza a escalas muy pequeñas (normalmente bajo una carga de 1 kgf) para evaluar componentes microestructurales individuales o capas superficiales delgadas, mientras que la nanodureza extiende este concepto a escalas aún más pequeñas para películas delgadas o granos individuales.
Estas propiedades forman un marco interconectado para comprender el rendimiento del material, donde la dureza sirve como un indicador fácilmente medible que se correlaciona con comportamientos mecánicos más complejos.
Normas principales
ASTM A370: Métodos de prueba estándar y definiciones para pruebas mecánicas de productos de acero proporciona una guía completa sobre pruebas de dureza dentro del contexto más amplio de la evaluación de propiedades mecánicas de productos de acero.
JIS G 0559 (Japón) y GB/T 230 (China) representan estándares regionales importantes con requisitos específicos para pruebas de dureza del acero que pueden diferir ligeramente de los estándares internacionales en parámetros de prueba o criterios de aceptación.
Las principales normas difieren principalmente en las condiciones de prueba específicas, los requisitos de calibración y las relaciones de conversión entre escalas de dureza. Las normas ISO generalmente enfatizan la trazabilidad metrológica, mientras que las normas ASTM suelen proporcionar una guía más detallada para cada aplicación.
Tendencias de desarrollo
La investigación actual se centra en el desarrollo de técnicas de mapeo de dureza automatizado de alto rendimiento para caracterizar las variaciones espaciales entre los componentes, en particular para piezas fabricadas de forma aditiva con gradientes de propiedades inherentes.
Las tecnologías emergentes incluyen sistemas de indentación instrumentados con una sensibilidad mejorada a la velocidad de deformación para la evaluación de la dureza dinámica y capacidades de pruebas de alta temperatura in situ que simulan mejor las condiciones de servicio para aplicaciones de alta temperatura.
Es probable que los desarrollos futuros integren inteligencia artificial para el análisis automatizado de indentaciones, correlación de datos de indentaciones con características microestructurales a través del aprendizaje automático y métodos de evaluación de dureza sin contacto utilizando principios electromagnéticos o ultrasónicos para el monitoreo de procesos en línea.