Endurecimiento secundario: mecanismo clave para aceros para herramientas de alto rendimiento
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Definición y concepto básico
El endurecimiento secundario es un fenómeno metalúrgico en el que ciertos aceros aleados experimentan un segundo aumento de dureza durante el revenido a temperaturas elevadas (normalmente 500-600 °C), tras el endurecimiento inicial obtenido mediante el temple. Este proceso se produce principalmente en aceros que contienen elementos formadores de carburos fuertes, como el cromo, el molibdeno, el vanadio y el tungsteno.
El concepto básico consiste en la precipitación de carburos de aleación finos que reemplazan los carburos de transición y la cementita formados durante las etapas iniciales del revenido. Estos carburos de aleación proporcionan obstáculos eficaces al movimiento de dislocación, aumentando así la resistencia y dureza del material más allá de lo que se esperaría normalmente durante el revenido convencional.
El endurecimiento secundario representa un aspecto crucial de la ingeniería metalúrgica, en particular en el desarrollo de aceros para herramientas de alto rendimiento y aleaciones termorresistentes. Demuestra la compleja interacción entre la composición, la microestructura y el procesamiento térmico que define la metalurgia moderna del acero.
Naturaleza física y fundamento teórico
Mecanismo físico
A nivel microestructural, el endurecimiento secundario resulta de la precipitación de carburos de aleación extremadamente finos, coherentes o semicoherentes, dentro de la matriz de martensita templada. Estos carburos suelen tener un diámetro de 5 a 10 nanómetros y se forman cuando elementos fuertes formadores de carburos (V, Mo, Cr, W) se combinan con el carbono a temperaturas elevadas específicas.
El proceso comienza con la disolución de los carburos épsilon y la cementita (Fe₃C) formados durante las primeras etapas del revenido. A medida que el revenido continúa a temperaturas más altas, los elementos de aleación, inicialmente en solución sólida sobresaturada dentro de la martensita, se difunden y se combinan con el carbono para formar carburos complejos de tipo MC, M₂C, M₇C₃ o M₂₃C₆ (donde M representa los átomos metálicos).
Estos precipitados a escala nanométrica crean tensiones de coherencia en la matriz circundante e impiden eficazmente el movimiento de dislocación a través de mecanismos de fortalecimiento por dispersión y endurecimiento por precipitación, lo que da como resultado el aumento característico de la dureza.
Modelos teóricos
El parámetro Hollomon-Jaffe (HJP) constituye el principal marco teórico para comprender los fenómenos de revenido, incluido el endurecimiento secundario. Este parámetro se expresa como:
$P = T(C + \log t)$
Donde T es la temperatura absoluta, t es el tiempo en horas y C es una constante dependiente del material (normalmente 20 para los aceros).
La comprensión del endurecimiento secundario evolucionó significativamente gracias al trabajo de Bain y Davenport en la década de 1930, quienes documentaron por primera vez el fenómeno en aceros al molibdeno. Posteriormente, la investigación de Geller en la década de 1950 estableció modelos integrales para las secuencias de precipitación de carburos.
Los enfoques modernos incorporan el modelado termodinámico mediante herramientas computacionales como CALPHAD (Cálculo de Diagramas de Fase) para predecir la estabilidad del carburo y la cinética de precipitación. Estos modelos se complementan con teorías de nucleación y crecimiento que describen la evolución del tamaño y la distribución del carburo durante el revenido.
Fundamentos de la ciencia de los materiales
El endurecimiento secundario está íntimamente relacionado con la estructura cristalina tetragonal centrada en el cuerpo (BCT) de la martensita, que se transforma a una estructura cúbica centrada en el cuerpo (BCC) durante el revenido. La red cristalina distorsionada de la martensita proporciona numerosos sitios de nucleación para la precipitación de carburos.
El fenómeno depende en gran medida de las características de los límites de grano, ya que estas interfaces sirven como sitios de nucleación preferenciales para carburos de mayor tamaño. Sin embargo, el endurecimiento secundario más efectivo se produce mediante la precipitación uniforme de carburos finos dentro de la matriz, en lugar de en los límites de grano.
Los principios de difusión en estado sólido rigen el proceso, siendo la difusión sustitucional de los elementos de aleación el paso limitante. La coherencia entre los carburos precipitados y la matriz, la morfología de los carburos y su distribución espacial determinan conjuntamente la magnitud del efecto de endurecimiento según el mecanismo de endurecimiento de Orowan.
Métodos de expresión y cálculo matemático
Fórmula de definición básica
El efecto de endurecimiento secundario se puede cuantificar utilizando la ecuación diferencial de dureza:
$\Delta H = H_s - H_m$
Donde $\Delta H$ es el incremento de endurecimiento secundario, $H_s$ es la dureza máxima alcanzada durante el endurecimiento secundario y $H_m$ es la dureza mínima observada antes de que comience el endurecimiento secundario.
Fórmulas de cálculo relacionadas
La cinética del endurecimiento secundario sigue la ecuación de Johnson-Mehl-Avrami-Kolmogorov (JMAK):
$f = 1 - \exp(-kt^n)$
Donde $f$ es la fracción transformada, $k$ es la constante de velocidad dependiente de la temperatura, $t$ es el tiempo y $n$ es el exponente de Avrami que refleja los mecanismos de nucleación y crecimiento.
La contribución del fortalecimiento de las precipitaciones se puede estimar utilizando la ecuación de Orowan:
$\Delta\tau = \frac{Gb}{L}$
Donde $\Delta\tau$ es el aumento en la resistencia al rendimiento, $G$ es el módulo de corte, $b$ es el vector de Burgers y $L$ es el espaciamiento promedio entre precipitados.
Estas fórmulas se aplican para predecir la evolución de la dureza durante los ciclos de revenido y para optimizar los parámetros del tratamiento térmico para composiciones de aleaciones específicas.
Condiciones y limitaciones aplicables
Estos modelos matemáticos son válidos principalmente para aceros que contienen cantidades suficientes de elementos fuertes formadores de carburo (normalmente >0,5 % en peso combinado). Las fórmulas suponen una distribución uniforme de los elementos de aleación y el carbono en la estructura martensítica inicial.
Los modelos tienen limitaciones de temperatura, generalmente aplicables entre 500 y 650 °C, ya que fuera de este rango predominan diferentes mecanismos de formación de carburos. A temperaturas más altas, el rápido engrosamiento de los carburos provoca un ablandamiento que anula el efecto de endurecimiento.
Estas fórmulas asumen condiciones de revenido isotérmico y pueden requerir modificaciones para escenarios de calentamiento o enfriamiento continuos. Además, no consideran los efectos previos del tamaño del grano de austenita ni la transformación de austenita retenida durante el revenido.
Métodos de medición y caracterización
Especificaciones de pruebas estándar
- ASTM E18: Métodos de prueba estándar para la dureza Rockwell de materiales metálicos
- ASTM E92: Métodos de prueba estándar para la dureza Vickers de materiales metálicos
- ASTM E384: Método de prueba estándar para la dureza de materiales por microindentación
- ISO 6508: Materiales metálicos - Ensayo de dureza Rockwell
- ISO 6507: Materiales metálicos - Ensayo de dureza Vickers
Las normas ASTM E18 e ISO 6508 abarcan métodos de ensayo de macrodureza adecuados para mediciones de dureza a granel. Las normas ASTM E92, E384 e ISO 6507 abordan los ensayos de microdureza, apropiados para mediciones localizadas y muestras delgadas.
Equipos y principios de prueba
Los durómetros Rockwell (normalmente de escala C) se emplean habitualmente para medir los efectos del endurecimiento secundario en aceros para herramientas. Estos instrumentos aplican una carga predeterminada a través de un indentador cónico de diamante y miden la profundidad de penetración.
Los microdurómetros Vickers y Knoop utilizan indentadores piramidales de diamante para crear indentaciones microscópicas bajo cargas controladas con precisión. Las diagonales de indentación resultantes se miden ópticamente para calcular los valores de dureza.
La caracterización avanzada emplea microscopía electrónica de transmisión (MET) para observar directamente la precipitación, el tamaño y la distribución de los carburos. La tomografía de sonda atómica (APT) proporciona un mapeo composicional tridimensional con resolución atómica para analizar la química y la morfología de los carburos.
Requisitos de muestra
Las muestras estándar requieren superficies planas y paralelas con una rugosidad superficial inferior a 0,8 μm Ra. El espesor mínimo debe ser al menos 10 veces la profundidad de la indentación para la prueba Rockwell y 1,5 veces la longitud diagonal para la prueba Vickers.
La preparación de la superficie suele implicar el esmerilado con abrasivos cada vez más finos, seguido del pulido hasta obtener un acabado de espejo. Para el examen microestructural, se requiere un grabado adicional con reactivos adecuados (normalmente nital o picral).
Las muestras deben estar libres de descarburación, lo que requiere atmósferas protectoras durante el tratamiento térmico o la eliminación de capas superficiales antes de la prueba.
Parámetros de prueba
Las pruebas se realizan típicamente a temperatura ambiente (23 ± 5 °C) con humedad controlada. Para evaluar el rendimiento a temperaturas elevadas, se pueden utilizar durómetros especializados en caliente que operan hasta 800 °C.
Las velocidades de carga estándar para las pruebas Rockwell se especifican en la norma ASTM E18, y la carga principal se aplica típicamente en 1-3 segundos. Los tiempos de permanencia para la carga principal están estandarizados en 1-5 segundos para las pruebas convencionales.
Se requieren múltiples mediciones (normalmente 5-7) en diferentes ubicaciones para obtener resultados estadísticamente significativos, con un espacio mínimo entre sangrías de 3 a 4 veces el diámetro de la sangría.
Proceso de datos
Se recopilan y promedian las mediciones de dureza bruta, identificando los valores atípicos mediante métodos estadísticos como el criterio de Chauvenet. Se calcula la desviación estándar para evaluar la consistencia de la medición.
Las curvas de revenido se generan trazando los valores de dureza en función de la temperatura o el tiempo de revenido, y los picos de endurecimiento secundarios se identifican mediante ajuste polinomial o algoritmos de detección de picos.
Las energías de activación para la precipitación de carburo se pueden calcular a partir de datos de templado isotérmico utilizando gráficos de Arrhenius, lo que proporciona información sobre los mecanismos de difusión que los controlan.
Rangos de valores típicos
Clasificación del acero | Rango de valores típicos | Condiciones de prueba | Estándar de referencia |
---|---|---|---|
Acero para herramientas H13 | 48-54 HRC | Templado a 550°C, 2h | ASTM A681 |
Acero de alta velocidad M2 | 63-67 HRC | Templado a 560°C, 2h | ASTM A600 |
Acero para trabajo en frío D2 | 58-62 horas de resistencia | Templado a 525°C, 2h | ASTM A681 |
Acero de alta velocidad T15 | 65-68 horas de resistencia | Templado a 565°C, 2h | ASTM A600 |
Las variaciones dentro de cada clasificación de acero se deben principalmente a pequeñas diferencias de composición, en particular en el contenido de carbono y vanadio. Las concentraciones más altas de vanadio suelen producir respuestas de endurecimiento secundario más fuertes.
En aplicaciones prácticas, estos valores indican la dureza máxima alcanzable mediante un tratamiento térmico adecuado. El pico de endurecimiento secundario representa la condición óptima de revenido para aplicaciones que requieren la máxima resistencia al desgaste manteniendo una tenacidad adecuada.
Una tendencia consistente en diferentes tipos de acero muestra que un mayor contenido de elementos de aleación (en particular, vanadio, molibdeno y tungsteno) se correlaciona con efectos de endurecimiento secundario más pronunciados y valores de dureza máxima más elevados.
Análisis de aplicaciones de ingeniería
Consideraciones de diseño
Los ingenieros deben tener en cuenta los cambios dimensionales durante los tratamientos térmicos de endurecimiento secundario, que suelen ser de entre el 0,05 % y el 0,10 % de contracción lineal. Este cambio dimensional debe incorporarse en las tolerancias de fabricación de los componentes de precisión.
Se suelen aplicar factores de seguridad de 1,2 a 1,5 al diseñar componentes que utilizan aceros de temple secundario, especialmente para aplicaciones de carga cíclica donde la resistencia a la fatiga es crucial. Estos factores compensan las posibles variaciones microestructurales y los efectos ambientales.
Las decisiones de selección de materiales suelen sopesar la mayor resistencia al desgaste de los aceros de temple secundario con su mayor coste y la mayor complejidad de sus requisitos de tratamiento térmico. El marco de decisión suele considerar las condiciones de servicio, la vida útil prevista del componente y factores económicos.
Áreas de aplicación clave
La industria de herramientas utiliza ampliamente el temple secundario en aceros para matrices de trabajo en caliente (H11, H13) para aplicaciones como matrices de forja y herramientas de extrusión. Estos componentes deben mantener su dureza y resistencia a temperaturas de operación elevadas (400-600 °C), a la vez que resisten la fatiga térmica.
Las aplicaciones de herramientas de corte, en particular el mecanizado de alta velocidad con aceros M2, M4 y T15, dependen del temple secundario para proporcionar una resistencia al desgaste excepcional y una dureza en rojo. Estas herramientas mantienen su filo a las elevadas temperaturas generadas durante el corte de metal a alta velocidad.
Las industrias aeroespacial y de defensa emplean aceros de temple secundario en componentes críticos como trenes de aterrizaje de aeronaves (acero 300M) y proyectiles perforantes. Estas aplicaciones exigen una combinación excepcional de resistencia, tenacidad y fiabilidad en condiciones de servicio extremas.
Compensaciones en el rendimiento
El temple secundario suele reducir la tenacidad a medida que aumenta la dureza, lo que crea una contrapartida fundamental. Por ejemplo, aumentar la temperatura de revenido del H13 de 550 °C a 600 °C puede aumentar la dureza en 2-3 HRC, pero puede reducir la tenacidad al impacto en un 30-40 %.
La resistencia a la corrosión suele disminuir a medida que aumenta el endurecimiento secundario debido a la pérdida de cromo en la matriz al formar carburos de cromo. Esto requiere tratamientos superficiales adicionales o controles ambientales en entornos corrosivos.
Los ingenieros equilibran estos requisitos contrapuestos seleccionando tratamientos de revenido multietapa. Por ejemplo, un revenido doble en el pico de endurecimiento secundario, seguido de un revenido a temperatura ligeramente inferior, puede optimizar el equilibrio entre dureza y tenacidad para aplicaciones específicas.
Análisis de fallos
El agrietamiento por fatiga térmica representa un modo de fallo común en los aceros para herramientas de trabajo en caliente de temple secundario. Los ciclos repetidos de calentamiento y enfriamiento durante el servicio provocan la formación progresiva de una red de grietas ("fisuración por calor") que eventualmente conduce a un fallo catastrófico.
El mecanismo de falla implica una deformación plástica cíclica en la superficie, con tensiones de compresión durante el calentamiento y tensiones de tracción durante el enfriamiento. El engrosamiento del carburo durante la exposición prolongada a altas temperaturas reduce gradualmente la resistencia del material, acelerando la propagación de grietas.
Las estrategias de mitigación incluyen sistemas de enfriamiento optimizados para reducir los gradientes térmicos, tratamientos de superficie como la nitruración para mejorar la resistencia a la fatiga y ciclos de tratamiento térmico modificados que sacrifican ligeramente la dureza máxima para mejorar la tenacidad y la estabilidad térmica.
Factores influyentes y métodos de control
Influencia de la composición química
El vanadio ejerce la mayor influencia en el endurecimiento secundario, formando carburos V4C3 estables que resisten el engrosamiento. La adición de un 1-5 % de vanadio puede aumentar el pico de endurecimiento secundario en 3-8 puntos HRC en comparación con aceros similares sin vanadio.
Los oligoelementos como el boro (30-100 ppm) pueden mejorar el endurecimiento secundario segregándose en los límites de grano y retardando la formación de carburos en los límites de grano, lo que promueve una precipitación más uniforme dentro de la matriz.
La optimización de la composición generalmente implica equilibrar el contenido de carbono (controlando la fracción volumétrica de carburos) con los elementos de aleación (determinando el tipo y la estabilidad del carburo). La termodinámica computacional moderna permite predecir con precisión las composiciones óptimas para respuestas específicas de endurecimiento secundario.
Influencia microestructural
Un tamaño de grano de austenita previa más fino mejora el endurecimiento secundario al proporcionar más sitios de nucleación para una precipitación uniforme del carburo. El control típico del tamaño de grano se basa en los números ASTM 7-10 para una respuesta óptima.
La distribución de fases influye significativamente en el endurecimiento secundario, siendo las estructuras completamente martensíticas las que presentan la respuesta más fuerte. Una austenita retenida superior al 10 % puede disminuir el endurecimiento secundario al reducir la sobresaturación de carbono en la martensita.
Las inclusiones no metálicas, en particular los óxidos y sulfuros, pueden servir como sitios de nucleación heterogéneos para carburos gruesos, lo que reduce la eficacia del endurecimiento secundario. Las prácticas modernas de acero limpio minimizan estos efectos perjudiciales.
Influencia del procesamiento
La temperatura de austenización afecta críticamente el endurecimiento secundario al controlar la cantidad de elementos de aleación disueltos en la austenita. Las temperaturas de austenización más altas (1050-1200 °C) generalmente mejoran el potencial de endurecimiento secundario al aumentar la sobresaturación de la aleación.
El trabajo en frío previo al revenido puede acelerar el endurecimiento secundario al introducir dislocaciones que sirven como puntos de nucleación para la precipitación de carburos. Este método se utiliza a veces en aplicaciones de carreras de alto rendimiento.
Las velocidades de enfriamiento entre el temple y el revenido influyen en la distribución inicial del carburo. La rápida transición a las temperaturas de revenido minimiza el autorevenido y preserva más carbono y elementos de aleación en solución para el posterior endurecimiento secundario.
Factores ambientales
Las temperaturas de servicio cercanas a la temperatura de revenido pueden causar sobreenvejecimiento y ablandamiento de los aceros de temple secundario. Esto limita la aplicación práctica del acero para herramientas H13 a temperaturas de operación inferiores a aproximadamente 540 °C.
El hidrógeno en entornos corrosivos puede interactuar con las interfaces de carburo, acelerando la fragilización y reduciendo los beneficios efectivos del endurecimiento secundario. Esto es particularmente problemático en aplicaciones petroquímicas.
Los efectos dependientes del tiempo incluyen el engrosamiento del carburo durante la exposición prolongada a altas temperaturas, lo que reduce gradualmente la dureza. Esta consideración de estabilidad térmica es crucial para herramientas con una vida útil prevista superior a 100.000 ciclos.
Métodos de mejora
Múltiples ciclos de revenido (normalmente de 2 a 3 tratamientos) a la temperatura pico de endurecimiento secundario mejoran la uniformidad de la dureza y la precipitación completa. Cada ciclo suele durar 2 horas, con enfriamiento completo a temperatura ambiente entre ciclos.
El tratamiento criogénico entre el temple y el revenido puede mejorar el endurecimiento secundario al transformar la austenita retenida en martensita, lo que hace que haya más carbono disponible para la formación de carburo durante el revenido posterior.
Los enfoques de ingeniería de superficies como la nitruración o el recubrimiento PVD se pueden combinar con el endurecimiento secundario para crear materiales de gradiente con propiedades de superficie excepcionales y manteniendo los beneficios principales del endurecimiento secundario.
Términos y normas relacionados
Términos relacionados
El endurecimiento por precipitación se refiere al mecanismo de endurecimiento más amplio mediante el cual las partículas finas se precipitan de una solución sólida sobresaturada. El endurecimiento secundario representa un tipo específico de endurecimiento por precipitación que se produce durante el revenido de ciertos aceros.
La dureza al rojo describe la capacidad de un material para mantener su dureza a temperaturas elevadas, una propiedad que se mejora directamente mediante el endurecimiento secundario. Los aceros con un buen endurecimiento secundario suelen presentar una dureza al rojo superior hasta 500-600 °C.
La resistencia al revenido indica la capacidad de un material para resistir el ablandamiento durante la exposición a temperaturas elevadas. Los aceros de temple secundario muestran una resistencia al revenido excepcional en comparación con los aceros al carbono convencionales debido a la estabilidad térmica de los carburos de aleación.
Estos términos forman un marco interconectado que describe las propiedades mecánicas de alta temperatura, donde el endurecimiento secundario proporciona la base microestructural para un mejor rendimiento.
Normas principales
ASTM A681 "Especificación estándar para aceros para herramientas de aleación" establece rangos de composición y requisitos mínimos de dureza para aceros para herramientas de endurecimiento secundario, incluidos los aceros para trabajo en caliente de la serie H y los aceros para trabajo en frío de la serie D.
La norma ISO 4957 "Aceros para herramientas" proporciona especificaciones europeas para los procedimientos de tratamiento térmico y las propiedades esperadas de los aceros de endurecimiento secundario, con rangos de composición ligeramente diferentes a los de las normas ASTM.
La norma industrial japonesa (JIS) G4404 adopta un enfoque basado en el rendimiento para los aceros de endurecimiento secundario, especificando valores mínimos de dureza después de ciclos de tratamiento térmico estandarizados en lugar de controles de composición estrictos.
Tendencias de desarrollo
La investigación actual se centra en el modelado computacional de secuencias de precipitación de carburos para optimizar las respuestas de endurecimiento secundario. Estos modelos integran bases de datos termodinámicas con simulaciones cinéticas para predecir la evolución microestructural durante ciclos térmicos complejos.
Las tecnologías de caracterización emergentes, como la difracción de neutrones in situ durante el revenido, proporcionan información sin precedentes sobre la formación y disolución de carburos en tiempo real. Estas técnicas revelan sutiles etapas de transición previamente indetectables.
Los desarrollos futuros probablemente incluirán respuestas de endurecimiento secundario personalizadas mediante ingeniería compositiva a nanoescala. Investigaciones preliminares muestran que la segregación controlada de elementos de aleación según características cristalográficas específicas puede mejorar el endurecimiento secundario y minimizar la fragilidad asociada.