Desbaste: Proceso primario de laminación en caliente en la fabricación de acero

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Definición y concepto básico

El desbaste es un proceso primario de deformación del metal en la producción de acero, en el que la sección transversal del metal caliente se reduce progresivamente mediante una serie de pasadas de laminación para obtener un producto semiacabado intermedio. Este proceso transforma las estructuras de acero fundido en formas forjadas con propiedades mecánicas y características dimensionales mejoradas.

El desbaste representa una etapa de transición crucial entre la fabricación primaria de acero y las operaciones de acabado, estableciendo la microestructura fundamental que influye en la calidad del producto final. El proceso descompone la estructura dendrítica del acero en estado bruto de fundición, refina el tamaño del grano y comienza a impartir propiedades direccionales al acero.

En términos metalúrgicos, el desbaste ocupa una posición fundamental entre la producción de acero bruto y el conformado final, y sirve como el paso inicial de deformación en caliente que altera fundamentalmente la estructura cristalográfica y el comportamiento mecánico del material a través de una deformación plástica controlada.

Naturaleza física y fundamento teórico

Mecanismo físico

A nivel microestructural, el desbaste induce una deformación plástica severa que rompe la estructura dendrítica gruesa formada durante la solidificación. Las fuerzas de compresión aplicadas hacen que las dislocaciones se multipliquen y se desplacen a través de la red cristalina, lo que resulta en el refinamiento del grano mediante procesos dinámicos de recristalización y recuperación.

Durante el desbaste, las altas temperaturas (normalmente de 1100 a 1250 °C) mantienen el acero en su fase austenítica, lo que permite una fluencia plástica significativa con requisitos de fuerza relativamente moderados. La energía de deformación se convierte parcialmente en calor y parcialmente en energía almacenada en forma de mayor densidad de dislocaciones.

Los ciclos de deformación repetidos durante múltiples pasadas de desbaste crean un refinamiento progresivo de la microestructura, con nuevos granos libres de tensión que se nuclean en sitios de alta energía, como los límites de grano anteriores y las bandas de deformación.

Modelos teóricos

El marco teórico principal para las operaciones de desbaste se basa en la teoría de la deformación plástica, en particular en los modelos de tensión de fluencia que relacionan la resistencia a la deformación con la deformación, la velocidad de deformación y la temperatura. El parámetro Zener-Hollomon ($Z = \dot{\varepsilon} \exp(Q/RT)$) sirve como descriptor fundamental que combina estos efectos.

La comprensión histórica evolucionó desde las prácticas empíricas de los molinos en el siglo XIX hasta los enfoques científicos a mediados del siglo XX con el desarrollo de la teoría de laminación por parte de investigadores como Orowan, Ford y Sims, quienes establecieron relaciones entre la fuerza de laminación, el torque y las propiedades del material.

Los enfoques modernos incluyen el modelado de elementos finitos (FEM) para predecir el flujo de material y la evolución microestructural, modelos de variables de estado interno basados ​​​​físicamente que rastrean la evolución de la densidad de dislocación y métodos de inteligencia artificial que incorporan datos de procesamiento histórico para optimizar los parámetros de desbaste.

Fundamentos de la ciencia de los materiales

El desbaste influye directamente en la estructura cristalina al descomponer los granos columnares del material recién fundido y promover la formación de granos de austenita equiaxiales mediante recristalización dinámica. La deformación a alta temperatura crea numerosos límites de grano de alta energía que sirven como sitios de nucleación para nuevos granos libres de deformaciones.

La evolución microestructural durante el desbaste implica mecanismos competitivos de endurecimiento por acritud, recuperación dinámica y recristalización. El equilibrio entre estos procesos determina la distribución final del tamaño del grano y el desarrollo de la textura, lo cual influye significativamente en el procesamiento posterior y las propiedades mecánicas finales.

El desbaste ejemplifica los principios fundamentales de la ciencia de los materiales en el procesamiento termomecánico, donde la deformación controlada a temperaturas elevadas permite la ingeniería microestructural. El proceso aprovecha la relación entre el procesamiento, la estructura y las propiedades para transformar estructuras fundidas con defectos inherentes en materiales forjados con características mecánicas mejoradas.

Métodos de expresión y cálculo matemático

Fórmula de definición básica

La ecuación fundamental que rige las operaciones de desbaste es la relación entre la fuerza del rodillo aplicada y la deformación resultante:

$$F = L \cdot w \cdot \bar{p}$$

Donde $F$ es la fuerza de rodadura (N), $L$ es el arco de contacto proyectado (mm), $w$ es el ancho de la tira (mm) y $\bar{p}$ es la presión de rodadura específica promedio (MPa).

Fórmulas de cálculo relacionadas

El calado (reducción de espesor) en el desbaste se puede calcular como:

$$d = h_0 - h_1$$

Donde $d$ es el calado absoluto (mm), $h_0$ es el espesor de entrada (mm) y $h_1$ es el espesor de salida (mm).

La relación de reducción, un parámetro crítico en el desbaste, se expresa como:

$$r = \frac{h_0}{h_1}$$

Donde $r$ es la relación de reducción (adimensional).

La longitud del arco de contacto proyectado se calcula como:

$$L = \sqrt{R \cdot d}$$

Donde $R$ es el radio del rollo (mm) y $d$ es el calado absoluto (mm).

El consumo específico de energía durante el desbaste se puede estimar mediante:

$$E_{específica} = \frac{P}{Q} = \frac{F \cdot v}{w \cdot h_1 \cdot v} = \frac{F}{w \cdot h_1}$$

Donde $E_{specific}$ es la energía específica (J/mm³), $P$ es la potencia (W), $Q$ es el rendimiento volumétrico (mm³/s) y $v$ es la velocidad de laminación (mm/s).

Condiciones y limitaciones aplicables

Estas fórmulas asumen una deformación homogénea y son más precisas para relaciones ancho-espesor superiores a 10, donde predominan las condiciones de deformación plana. Su fiabilidad disminuye cuando los efectos de borde son significativos.

Los modelos suelen asumir condiciones isotérmicas, aunque el desbaste real implica gradientes de temperatura significativos tanto a través del espesor como a lo largo de la dirección de laminación. Para obtener cálculos precisos, es necesario aplicar correcciones de temperatura.

Estas ecuaciones se basan en el comportamiento del material rígido-plástico y no tienen en cuenta la deformación elástica de los rodillos (aplanamiento de los rodillos), que se vuelve significativa con fuerzas mayores y puede alterar la geometría de contacto real.

Métodos de medición y caracterización

Especificaciones de pruebas estándar

ASTM A370: Métodos de prueba estándar y definiciones para pruebas mecánicas de productos de acero: cubre las pruebas de propiedades mecánicas relevantes para productos desbastados.

ISO 6892: Materiales metálicos — Ensayos de tracción — proporciona métodos estandarizados para evaluar las propiedades mecánicas de materiales desbastados.

ASTM E112: Métodos de prueba estándar para determinar el tamaño promedio de grano: aplicable para evaluar la evolución microestructural durante el desbaste.

ASTM E45: Métodos de prueba estándar para determinar el contenido de inclusión del acero: relevante para evaluar la deformación y distribución de la inclusión después del desbaste.

Equipos y principios de prueba

Las celdas de carga de molino y los medidores de par miden las fuerzas reales y el consumo de energía durante las operaciones de desbaste industrial. Estos sistemas suelen emplear tecnología de galgas extensométricas calibradas para proporcionar retroalimentación en tiempo real para el control del proceso.

Los laminadores de laboratorio con rodillos instrumentados permiten la simulación experimental controlada de las condiciones de desbaste. Estos suelen incluir sensores de fuerza, par y posición con sistemas de adquisición de datos de alta velocidad.

Los equipos de microscopía óptica y electrónica permiten la caracterización microestructural de muestras rugosas. La microscopía óptica óptica revela la estructura del grano tras el grabado, mientras que la microscopía electrónica de barrido proporciona un análisis de mayor resolución de las características de deformación.

Requisitos de muestra

Las muestras metalográficas estándar requieren un corte cuidadoso a lo largo de direcciones de laminación, transversales y normales para caracterizar completamente la microestructura anisotrópica resultante del desbaste.

La preparación de la superficie implica esmerilado, pulido y grabado adecuado (normalmente, soluciones de nital o picral) para revelar los límites de los granos y las estructuras de deformación.

Para las pruebas mecánicas, las muestras deben extraerse con una orientación precisa con respecto a la dirección de laminación, ya que el desbaste induce una anisotropía significativa en las propiedades mecánicas.

Parámetros de prueba

El desbaste industrial generalmente ocurre a temperaturas entre 1100 y 1250 °C, y las simulaciones de laboratorio requieren un control preciso de la temperatura dentro de ±5 °C para reproducir con precisión las condiciones industriales.

Las velocidades de deformación durante el desbaste suelen oscilar entre 1 y 100 s⁻¹, siendo mayores en las fresadoras modernas de alta velocidad. Las pruebas de laboratorio deben replicar estas velocidades para obtener resultados relevantes.

Los tiempos entre pasadas sucesivas de desbaste afectan significativamente el comportamiento de recristalización y deben controlarse en entornos experimentales para que coincidan con la práctica industrial.

Proceso de datos

Los datos de series temporales de celdas de carga y sensores de posición se procesan para generar curvas de fuerza-desplazamiento que caracterizan la resistencia a la deformación del material.

El análisis estadístico de las mediciones microestructurales generalmente incluye la distribución del tamaño del grano, la relación de aspecto y los parámetros de textura para cuantificar los efectos de los parámetros de desbaste.

Los valores finales de las propiedades se calculan promediando múltiples mediciones para tener en cuenta la heterogeneidad inherente del material, y se informan desviaciones estándar para indicar la confiabilidad de la medición.

Rangos de valores típicos

Clasificación del acero Relación de reducción de desbaste típica Condiciones de prueba Estándar de referencia
Acero al carbono (1020-1045) 2,0-3,0 por pasada, 10-20 en total 1150-1250 °C, 10-50 s⁻¹ ASTM A29
Aceros HSLA 1,5-2,5 por pasada, 8-15 en total 1100-1200 °C, 5-30 s⁻¹ ASTM A572
Acero inoxidable (304, 316) 1,2-2,0 por pasada, 5-12 en total 1150-1250 °C, 1-20 s⁻¹ ASTM A240
Aceros para herramientas 1,1-1,8 por pasada, 3-8 en total 1050-1150 °C, 0,5-5 s⁻¹ ASTM A681

Las variaciones dentro de cada clasificación de acero resultan principalmente de las diferencias en el contenido de carbono y los elementos de aleación, que afectan la tensión de flujo y el comportamiento de recristalización durante el desbaste.

Los aceros de mayor aleación generalmente requieren relaciones de reducción más bajas por pasada debido a su mayor resistencia a la deformación y menor ductilidad en caliente, lo que requiere un procesamiento más gradual.

Existe una tendencia clara entre los tipos de acero donde el aumento del contenido de aleación generalmente se correlaciona con tasas de reducción máximas decrecientes y ventanas de procesamiento más estrechas durante las operaciones de desbaste.

Análisis de aplicaciones de ingeniería

Consideraciones de diseño

Los ingenieros deben tener en cuenta las propiedades mecánicas anisotrópicas resultantes del desbaste al diseñar componentes, especialmente en aplicaciones con carga direccional. Los factores de seguridad suelen oscilar entre 1,5 y 2,5, dependiendo de la criticidad de la aplicación.

Los parámetros de desbaste influyen significativamente en la selección del material, ya que determinan el refinamiento y la homogeneidad del grano alcanzables. Los productos que requieren una tenacidad o resistencia a la fatiga excepcionales suelen requerir prácticas de desbaste controladas para garantizar un desarrollo microestructural óptimo.

Los patrones de tensión residual establecidos durante el desbaste pueden persistir durante el procesamiento posterior, lo que requiere consideración en los cálculos de diseño, especialmente para componentes con tolerancias dimensionales estrictas o aquellos sujetos a entornos de corrosión bajo tensión.

Áreas de aplicación clave

En la fabricación de automóviles, los parámetros de desbaste influyen directamente en la conformabilidad de las láminas utilizadas para paneles de carrocería y componentes estructurales. Las prácticas de desbaste controladas garantizan propiedades mecánicas y una calidad superficial consistentes, esenciales para las operaciones de estampación posteriores.

La industria de tuberías depende de un desbaste controlado con precisión para desarrollar la combinación óptima de resistencia y tenacidad en productos de placa. Las propiedades direccionales que se imparten durante el desbaste influyen significativamente en la capacidad de la tubería para soportar la presión interna y las tensiones ambientales externas.

En la fabricación de equipos pesados, las formas estructurales desbastadas deben mantener propiedades consistentes en secciones transversales grandes. La homogeneidad obtenida durante el desbaste afecta directamente la capacidad de carga y la resistencia a la fatiga del componente final en servicio.

Compensaciones en el rendimiento

La relación de reducción de desbaste presenta un equilibrio crítico con el rendimiento de la producción. Mayores reducciones por pasada incrementan la productividad, pero pueden comprometer la homogeneidad microestructural y aumentar el desgaste de los rodillos y el consumo de energía.

La calidad superficial suele competir con el refinamiento microestructural interno durante el desbaste. Los programas de reducción agresivos que optimizan el refinamiento del grano pueden inducir defectos superficiales, como grietas o formación excesiva de incrustaciones, que requieren un procesamiento posterior adicional.

El control de temperatura durante el desbaste equilibra los requisitos metalúrgicos con la eficiencia operativa. Temperaturas más altas reducen la resistencia a la deformación, pero aceleran la formación de incrustaciones y el crecimiento de grano entre pasadas, lo que requiere una optimización cuidadosa.

Análisis de fallos

El agrietamiento de los bordes representa un modo de fallo común en el desbaste, generalmente resultado de relaciones de reducción excesivas combinadas con distribuciones de temperatura desfavorables. Estas grietas se originan en los bordes libres, donde se desarrollan estados de tensión triaxial y se propagan hacia el interior durante las pasadas posteriores.

El mecanismo de falla generalmente implica la localización de la deformación en inhomogeneidades microestructurales, como bandas de segregación o inclusiones grandes, que actúan como concentradores de tensiones durante la deformación. Bajo tasas de deformación excesivas, estas regiones no pueden absorber la deformación, lo que provoca la formación de huecos y coalescencia.

Las estrategias de mitigación incluyen la implementación de programas de reducción progresiva con pasadas iniciales más pequeñas, el mantenimiento de temperaturas más altas y uniformes y el empleo de pulido de bordes para eliminar posibles sitios de inicio de grietas antes de que se propaguen durante las pasadas de desbaste posteriores.

Factores influyentes y métodos de control

Influencia de la composición química

El contenido de carbono afecta fundamentalmente el comportamiento del desbaste al aumentar la tensión de fluencia y reducir la ductilidad en caliente. Cada aumento del 0,1 % en el contenido de carbono suele requerir una reducción del 5 % al 10 % en el ángulo de inclinación máximo admisible por pasada.

Los elementos de microaleación como el niobio, el titanio y el vanadio afectan significativamente el desbaste mediante la formación de carburos y nitruros que inhiben la recristalización. Estos elementos, incluso en concentraciones inferiores al 0,1 %, pueden requerir programas de desbaste modificados con relaciones de reducción más bajas.

La optimización de la composición para el desbaste generalmente implica equilibrar los requisitos de resistencia con la procesabilidad, a menudo a través de un control cuidadoso de elementos residuales como el fósforo y el azufre que se segregan en los límites de grano y reducen la ductilidad en caliente.

Influencia microestructural

El tamaño inicial del grano en estado bruto de colada afecta drásticamente el rendimiento del desbaste, ya que las estructuras más gruesas requieren programas de reducción más conservadores para evitar el agrietamiento interno. Las primeras pasadas de desbaste son cruciales para descomponer estas estructuras en granos más uniformes y refinados.

La distribución de fases, en particular la presencia de componentes de bajo punto de fusión en los límites de grano, puede provocar una falta de calor durante el desbaste. Los tratamientos de homogeneización adecuados antes del desbaste ayudan a mitigar este riesgo.

Las inclusiones no metálicas se alargan durante el desbaste, lo que puede crear planos de debilidad en el producto final. Las prácticas modernas de fabricación de acero se centran en el control de la forma de las inclusiones (tratamiento con calcio) para producir inclusiones más deformables que mantengan su morfología esférica durante el desbaste.

Influencia del procesamiento

Las prácticas de recalentamiento antes del desbaste afectan significativamente el tamaño y la homogeneidad del grano. El recalentamiento típico de una placa a 1200-1250 °C debe equilibrar la disolución de los precipitados con el crecimiento excesivo del grano para optimizar el rendimiento del desbaste.

El tiempo entre pasadas sucesivas de desbaste determina el grado de recristalización estática y recuperación. Los laminadores de desbaste modernos, con menor espaciamiento entre cajas, minimizan este tiempo para mantener temperaturas más altas y promover una deformación más uniforme.

El control de la velocidad de enfriamiento durante y después del desbaste afecta el comportamiento de la precipitación y las transformaciones de fase. Las tecnologías de enfriamiento acelerado, como el temple directo después del desbaste, permiten nuevas rutas de procesamiento para aceros de alta resistencia.

Factores ambientales

Los gradientes de temperatura a través del espesor durante el desbaste pueden provocar flujo diferencial y tensiones residuales. Las temperaturas superficiales suelen descender entre 50 y 100 °C por debajo de las temperaturas del núcleo, lo que requiere una programación cuidadosa de las pasadas para mantener una deformación uniforme.

La oxidación durante el desbaste genera incrustaciones que afectan la calidad superficial y el control dimensional. Se suelen emplear desincrustadores y sistemas de desincrustación con agua a alta presión entre pasadas de desbaste para minimizar estos efectos.

El ciclo térmico durante el desbaste multipasada induce cambios microestructurales complejos, particularmente en aceros microaleados donde la precipitación y disolución de carburos y nitruros ocurren dinámicamente con cada ciclo térmico.

Métodos de mejora

Las técnicas de laminado controlado extienden el desbaste a rangos de temperatura más bajos (950-850 °C) para acumular tensión en la austenita antes de la transformación, refinando significativamente el tamaño del grano final y mejorando las propiedades mecánicas, particularmente la tenacidad.

La programación de pases adaptativa controlada por computadora ajusta las secuencias de reducción según la medición en tiempo real de la temperatura del material y la resistencia a la deformación, optimizando el desarrollo microestructural y maximizando la productividad.

El enmascaramiento de bordes y el control del perfil durante el desbaste ayudan a gestionar el flujo de material y evitar el agrietamiento de los bordes, en particular para grados de aleaciones especiales y de alta resistencia con ductilidad en caliente limitada.

Términos y normas relacionados

Términos relacionados

El laminado de acabado sigue al desbaste en la secuencia de producción, empleando reducciones menores a temperaturas más bajas para lograr las dimensiones y propiedades finales. Mientras que el desbaste se centra en la deformación volumétrica y la degradación microestructural, el acabado enfatiza la precisión dimensional y la calidad superficial.

El procesamiento termomecánico controlado (TMCP) integra el desbaste controlado con una gestión precisa de la temperatura para lograr un desarrollo microestructural específico. Este enfoque aprovecha la precipitación y la transformación inducidas por deformación para mejorar las propiedades mecánicas sin necesidad de tratamiento térmico adicional.

El laminado controlado representa un enfoque de desbaste especializado donde la temperatura de deformación y el programa de reducción se gestionan con precisión para acumular tensión en la austenita antes de la transformación, mejorando significativamente el refinamiento del grano y las propiedades mecánicas.

Normas principales

ISO 15630: Acero para refuerzo y pretensado del hormigón — Métodos de ensayo — proporciona directrices para evaluar productos que se someten a desbaste durante la fabricación.

EN 10025: Productos laminados en caliente de aceros estructurales: establece requisitos europeos para productos de acero estructural desbastados y acabados, incluidas disposiciones específicas para rutas de procesamiento termomecánico.

JIS G 3101-3106: Las normas industriales japonesas para placas, láminas y tiras de acero laminado en caliente detallan requisitos específicos para procesos de desbaste que difieren un poco de las normas occidentales, particularmente en el énfasis en las métricas de calidad de la superficie.

Tendencias de desarrollo

Están surgiendo sistemas avanzados de monitorización en línea que utilizan inteligencia artificial para proporcionar información en tiempo real sobre la evolución microestructural durante el desbaste. Estos sistemas correlacionan los parámetros del proceso con las propiedades mecánicas para permitir estrategias de control adaptativo.

Las tecnologías de fundición de forma casi neta están reduciendo las relaciones de reducción de desbaste requeridas, priorizando un control más preciso con menos pasadas de deformación. La fundición de desbastes finos y flejes representa un avance significativo en este sentido.

El modelado computacional del desbaste está avanzando hacia enfoques multiescala que vinculan la deformación macroscópica con la evolución microestructural, lo que permite una predicción más precisa de las propiedades finales y la optimización de los parámetros del proceso para nuevos grados de acero.

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