Mecanizado de desbaste: proceso de eliminación primaria de metal en la fabricación de acero
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Definición y concepto básico
El mecanizado de desbaste se refiere al proceso inicial de eliminación de material en la fabricación de metales, donde el exceso de material se retira rápidamente de una pieza para alcanzar las dimensiones deseadas, dejando suficiente material para las operaciones de acabado posteriores. Esta etapa preliminar del mecanizado prioriza la velocidad de eliminación de material sobre el acabado superficial o la precisión dimensional, dejando típicamente entre 0,5 y 3 mm de material para las operaciones de acabado.
En ciencia e ingeniería de materiales, el mecanizado de desbaste representa un equilibrio crucial entre la eficiencia de fabricación y las consideraciones metalúrgicas. El proceso debe maximizar la eliminación de material, a la vez que gestiona las tensiones térmicas y mecánicas introducidas en la microestructura de la pieza.
Dentro del campo más amplio de la metalurgia, el mecanizado de desbaste se sitúa en la intersección del procesamiento mecánico y la evolución microestructural. Inicia la transformación de la materia prima en un componente terminado, sentando las bases para las operaciones posteriores que determinarán las propiedades finales del material y sus características de rendimiento.
Naturaleza física y fundamento teórico
Mecanismo físico
A nivel microestructural, el mecanizado de desbaste induce una deformación plástica significativa en las capas superficiales y subsuperficiales del acero. La acción de corte crea zonas de cizallamiento localizadas donde las temperaturas pueden superar los 600 °C, lo que provoca recristalización dinámica y posibles transformaciones de fase en el material afectado.
El mecanismo de corte implica tres zonas de deformación primarias: zona de cizallamiento primaria (donde se forman las virutas), zona de deformación secundaria (interfaz herramienta-viruta) y zona de deformación terciaria (donde la superficie recién mecanizada interactúa con el flanco de la herramienta). Estas zonas experimentan diferentes velocidades de deformación, temperaturas y estados de tensión que, en conjunto, alteran la microestructura.
Modelos teóricos
El modelo del Círculo del Comerciante representa el principal marco teórico para comprender la mecánica del mecanizado de desbaste. Este modelo de corte ortogonal relaciona las fuerzas de corte, la geometría de la herramienta y las propiedades del material mediante el análisis vectorial de las fuerzas que actúan en la interfaz herramienta-pieza.
La comprensión histórica evolucionó desde el trabajo de Ernst y Merchant en la década de 1940 hasta los modelos modernos de elementos finitos. Los primeros modelos trataban el acero como un continuo homogéneo, mientras que los enfoques contemporáneos incorporan consideraciones microestructurales.
Diferentes enfoques teóricos incluyen la teoría del campo de líneas de deslizamiento para la deformación plástica, los modelos constitutivos de Johnson-Cook para la deformación a alta tasa de deformación y los modelos de plasticidad cristalina más recientes que dan cuenta de los mecanismos de deformación a nivel de grano.
Fundamentos de la ciencia de los materiales
El mecanizado de desbaste interactúa directamente con la estructura cristalina del acero, creando dislocaciones y potencialmente alterando los límites de grano. Las altas tasas de deformación pueden provocar un refinamiento del grano cerca de la superficie mecanizada o, por el contrario, un crecimiento del grano si predominan los efectos térmicos.
La microestructura del acero influye significativamente en la maquinabilidad. Las estructuras ferríticas suelen mecanizarse con mayor facilidad que las martensíticas, mientras que la presencia y morfología de los carburos influyen en el desgaste de la herramienta y la generación de superficies.
El proceso se conecta con principios fundamentales de la ciencia de los materiales, como el endurecimiento por deformación, el ablandamiento térmico y la sensibilidad a la velocidad de deformación. Estos mecanismos, en competencia, determinan la integridad superficial resultante y los cambios microestructurales del subsuelo durante el mecanizado de desbaste.
Métodos de expresión y cálculo matemático
Fórmula de definición básica
La tasa de eliminación de material (MRR) en el mecanizado de desbaste se define como:
$$MRR = a_p \veces f \veces v_c$$
Donde $a_p$ es la profundidad de corte (mm), $f$ es la velocidad de avance (mm/rev) y $v_c$ es la velocidad de corte (m/min).
Fórmulas de cálculo relacionadas
La fuerza de corte en el mecanizado de desbaste se puede estimar utilizando:
$$F_c = k_c \veces a_p \veces f$$
Donde $F_c$ es la fuerza de corte (N) y $k_c$ es la fuerza de corte específica (N/mm²), que varía según el material.
El requerimiento de potencia para el mecanizado en desbaste se calcula como:
$$P = \frac{F_c \veces v_c}{60 \veces 1000} \text{ (kW)}$$
Condiciones y limitaciones aplicables
Estas fórmulas suponen condiciones de corte en estado estable sin tener en cuenta los efectos de entrada/salida de la herramienta ni las variaciones inducidas por la vibración.
Los modelos tienen limitaciones cuando las velocidades de corte superan ciertos umbrales donde el ablandamiento térmico domina sobre el endurecimiento por deformación, típicamente por encima de 200-300 m/min para aceros al carbono.
Estos cálculos suponen propiedades de material homogéneas y no tienen en cuenta variaciones microestructurales, inclusiones o historial de procesamiento previo que puedan crear diferencias de propiedades localizadas.
Métodos de medición y caracterización
Especificaciones de pruebas estándar
ASTM E3-11: Guía estándar para la preparación de muestras metalográficas: cubre la evaluación de superficies mecanizadas y efectos subsuperficiales.
ISO 8688-1: Prueba de vida útil de herramientas en fresado: proporciona métodos estandarizados para evaluar operaciones de fresado desbaste.
ASME B5.54: Métodos para la evaluación del desempeño de centros de mecanizado controlados numéricamente por computadora: incluye protocolos para medir la capacidad de mecanizado desbastado.
Equipos y principios de prueba
Los perfilómetros de rugosidad superficial miden la topografía de superficies mecanizadas en bruto, generalmente utilizando métodos ópticos o basados en lápiz para cuantificar Ra, Rz y otros parámetros de textura.
Los dinamómetros montados en máquinas herramienta miden las fuerzas de corte durante el mecanizado en bruto y proporcionan datos en tiempo real sobre la estabilidad del proceso y el estado de la herramienta.
Los microscopios metalográficos y los microscopios electrónicos de barrido (SEM) examinan los cambios microestructurales inducidos por el mecanizado desbastado, particularmente en la evaluación de la formación de la capa blanca y la deformación del subsuelo.
Requisitos de muestra
Las muestras metalográficas estándar requieren un corte perpendicular a la superficie mecanizada, seguido de montaje, rectificado, pulido y grabado para revelar las características microestructurales.
La preparación de la superficie debe evitar deformaciones adicionales que podrían enmascarar los efectos inducidos por el mecanizado, normalmente utilizando técnicas cuidadosas de pulido electrolítico.
Las muestras deben ser representativas de las condiciones de producción reales, incluido el historial térmico y los parámetros de corte utilizados en el proceso de fabricación.
Parámetros de prueba
Las pruebas estándar generalmente se realizan a temperatura ambiente (20-25 °C), a menos que se evalúen específicamente los efectos del mecanizado a temperatura elevada.
Los rangos de velocidad de corte para pruebas de mecanizado en bruto generalmente abarcan entre 50 y 300 m/min para aceros al carbono y aleados, con velocidades de avance entre 0,1 y 1,0 mm/rev.
Los parámetros críticos incluyen la geometría de la herramienta (ángulo de ataque, ángulo de holgura), el método de aplicación del fluido de corte y las características de rigidez de la máquina herramienta.
Proceso de datos
La recopilación de datos primarios implica mediciones de fuerza muestreadas a frecuencias de 1 a 10 kHz para capturar fenómenos de corte transitorios.
Los enfoques estadísticos incluyen el análisis de varianza (ANOVA) para determinar los factores significativos que afectan el rendimiento del mecanizado en bruto y el análisis de regresión para desarrollar modelos predictivos.
Los valores finales de la rugosidad de la superficie generalmente promedian múltiples mediciones en la superficie mecanizada para tener en cuenta las variaciones direccionales y las irregularidades locales.
Rangos de valores típicos
Clasificación del acero | Rango típico de rugosidad superficial (Ra) | Profundidad de corte típica | Estándar de referencia |
---|---|---|---|
Acero bajo en carbono (1018, 1020) | 3,2-12,5 micras | 2-5 milímetros | ISO 2632 |
Acero al carbono medio (1045) | 3,5-15 micras | 1,5-4 milímetros | ISO 2632 |
Acero aleado (4140, 4340) | 4,0-16 micras | 1-3 milímetros | ISO 2632 |
Acero para herramientas (D2, A2) | 5,0-20 micras | 0,5-2 milímetros | ISO 2632 |
Las variaciones dentro de cada clasificación se deben principalmente a diferencias en la microestructura, la dureza y la distribución del carburo. Un mayor contenido de carbono y aleación generalmente aumenta las fuerzas de corte y la rugosidad superficial.
Estos valores sirven como expectativas iniciales para la planificación del proceso, y los resultados reales dependen de la rigidez de la máquina, la condición de la herramienta y los parámetros de corte seleccionados.
Una tendencia notable muestra que a medida que aumenta la dureza del material en los tipos de acero, la profundidad de corte práctica máxima disminuye mientras que los valores de rugosidad de la superficie alcanzables generalmente aumentan.
Análisis de aplicaciones de ingeniería
Consideraciones de diseño
Los ingenieros generalmente asignan entre 0,5 y 3 mm de material por superficie para el margen de mecanizado grueso, con márgenes mayores para materiales de partida fundidos o forjados y márgenes menores para material preprocesado.
Los factores de seguridad para el mecanizado en bruto generalmente incluyen entre un 20 % y un 30 % de capacidad de potencia adicional más allá de los requisitos calculados para tener en cuenta la progresión del desgaste de la herramienta y las inconsistencias del material.
Las decisiones de selección de materiales deben considerar los índices de maquinabilidad, y se prefieren los grados de mecanizado libre para los componentes que requieren un mecanizado en bruto extenso para minimizar los costos de producción y el desgaste de la herramienta.
Áreas de aplicación clave
La fabricación de equipos pesados depende en gran medida del mecanizado en bruto para grandes componentes de acero, como bloques de motor y marcos estructurales, donde los volúmenes de eliminación de material pueden superar el 70 % del stock inicial.
La producción de componentes aeroespaciales representa otra área de aplicación crítica, donde el mecanizado en bruto de componentes del tren de aterrizaje y elementos estructurales debe equilibrar la eficiencia de eliminación de material con un control estricto de las tensiones residuales.
La fabricación de matrices y moldes emplea un mecanizado en bruto para establecer la geometría básica antes de las operaciones de acabado de precisión, y cada vez se utilizan más trayectorias de herramientas adaptables para mantener cargas de herramientas constantes en condiciones variables del material.
Compensaciones en el rendimiento
La tasa de remoción de material contradice directamente la integridad de la superficie, ya que tasas de remoción más altas generan más calor y energía mecánica que pueden inducir daños en el subsuelo y tensiones residuales.
La vida útil de la herramienta muestra una relación inversa con la productividad del mecanizado en bruto, lo que requiere que los ingenieros equilibren la economía de las velocidades de corte más rápidas frente a una mayor frecuencia de reemplazo de herramientas.
Los ingenieros generalmente abordan estos requisitos en competencia desarrollando estrategias de mecanizado de múltiples etapas, con cortes iniciales preliminares optimizados para la eliminación de material, seguidos de cortes progresivamente más livianos que realizan la transición hacia condiciones de acabado.
Análisis de fallos
La rotura de herramientas representa un modo de falla común durante el mecanizado en bruto, que generalmente resulta de fuerzas de corte excesivas, soporte inadecuado de la herramienta o parámetros de corte inapropiados.
El mecanismo de falla a menudo comienza con agrietamiento térmico o astillamiento del borde que empeora progresivamente hasta que ocurre una falla catastrófica, dañando potencialmente tanto la pieza de trabajo como la máquina herramienta.
Las estrategias de mitigación incluyen la selección adecuada de la geometría de la herramienta y la tecnología de recubrimiento, la implementación de sistemas de monitoreo del estado de la herramienta y el control adaptativo de los parámetros de corte basados en retroalimentación de fuerza en tiempo real.
Factores influyentes y métodos de control
Influencia de la composición química
El contenido de carbono afecta significativamente el rendimiento del mecanizado en bruto, y los aceros con contenido medio de carbono (0,4-0,6 % C) suelen ofrecer un equilibrio óptimo entre resistencia y maquinabilidad.
El azufre como oligoelemento mejora drásticamente la maquinabilidad en bruto al formar inclusiones de sulfuro de manganeso que actúan como rompevirutas internos y reducen la fricción en la interfaz herramienta-viruta.
La optimización de la composición para el mecanizado en bruto a menudo implica agregar elementos de libre mecanizado (S, Pb, Bi) o controlar la morfología de la inclusión a través del tratamiento con calcio en la producción de acero.
Influencia microestructural
Los tamaños de grano más finos generalmente mejoran el acabado de la superficie durante el mecanizado en bruto, pero pueden aumentar las fuerzas de corte y el desgaste de la herramienta debido a una mayor resistencia.
La distribución de fases afecta significativamente el rendimiento del mecanizado, y las microestructuras ferrítico-perlíticas ofrecen una mejor maquinabilidad que las estructuras martensíticas debido a una menor dureza y una formación de viruta más favorable.
Las inclusiones duras, en particular los óxidos de aluminio o los nitruros de titanio, aceleran el desgaste de la herramienta durante el mecanizado en bruto mediante la acción abrasiva contra los materiales de la herramienta de corte.
Influencia del procesamiento
Los tratamientos de recocido previos al mecanizado en bruto pueden mejorar la maquinabilidad al suavizar la microestructura y reducir las tensiones residuales del procesamiento previo.
La dirección del laminado en caliente influye en la formación de viruta y la generación de superficies; el corte perpendicular a la dirección del laminado generalmente produce resultados más favorables en operaciones de mecanizado de desbaste.
La velocidad de enfriamiento durante el tratamiento térmico previo afecta el tamaño y la distribución del carburo; un enfriamiento más lento generalmente produce carburos más grandes y más espaciados que mejoran la maquinabilidad en bruto.
Factores ambientales
Las temperaturas elevadas reducen el límite elástico y aumentan la ductilidad del acero, lo que mejora potencialmente la maquinabilidad aproximada pero pone en riesgo la precisión dimensional debido a la expansión térmica.
Los entornos corrosivos de los fluidos de corte pueden acelerar el desgaste de la herramienta a través de interacciones químicas a las temperaturas elevadas generadas durante el mecanizado en bruto.
Los efectos de endurecimiento del trabajo se vuelven más pronunciados con el tiempo en operaciones de corte interrumpidas, lo que requiere un ajuste de los parámetros de corte a medida que avanza el mecanizado a través de un componente.
Métodos de mejora
La ingeniería de inclusión controlada representa un enfoque metalúrgico para mejorar la maquinabilidad aproximada, con morfologías y distribuciones de sulfuros específicas diseñadas para facilitar la rotura de viruta.
La aplicación de refrigerante a alta presión mejora el rendimiento del mecanizado en bruto al penetrar la interfaz herramienta-viruta para reducir la fricción y evacuar las virutas de manera más efectiva de la zona de corte.
Las estrategias de trayectorias de herramientas trocoidales optimizan el mecanizado en desbaste manteniendo un compromiso constante de la herramienta y reduciendo las variaciones de fuerza que contribuyen al desgaste de la herramienta y a problemas de calidad de la superficie.
Términos y normas relacionados
Términos relacionados
El semiacabado se refiere a la etapa de mecanizado intermedia entre el mecanizado de desbaste y el de acabado, que normalmente elimina entre 0,2 y 0,5 mm de material con parámetros de corte moderados.
La formación de capa blanca describe la capa superficial transformada metalúrgicamente que puede formarse durante un mecanizado de desbaste agresivo, caracterizada por granos extremadamente finos y una composición de fase alterada.
El índice de maquinabilidad cuantifica la relativa facilidad con la que se puede mecanizar un material; los aceros de libre mecanizado están diseñados específicamente para mejorar el rendimiento del mecanizado en bruto.
Estos términos forman un continuo de procesos de fabricación que progresan desde la eliminación de material a granel hasta operaciones de acabado de precisión.
Normas principales
La norma ISO 513:2012 establece la clasificación de las herramientas de corte de carburo utilizadas en operaciones de mecanizado de desbaste, definiendo rangos de aplicación en función de las propiedades del material de la pieza de trabajo.
ANSI/ASME B94.55M proporciona pautas para las tolerancias y márgenes de mecanizado aproximados en diversos procesos de fabricación y tipos de materiales.
La norma DIN 8580 se diferencia de las normas ISO al categorizar el mecanizado en bruto dentro de una jerarquía de procesos de fabricación integral que relaciona los procesos de eliminación de material con las características de la superficie resultantes.
Tendencias de desarrollo
La investigación actual se centra en el modelado basado en la física de procesos de mecanizado en bruto que incorporan la evolución microestructural para predecir la integridad de la superficie y el desarrollo de tensiones residuales.
La tecnología de gemelo digital está surgiendo como una herramienta para la optimización en tiempo real de los parámetros de mecanizado en bruto basados en la retroalimentación del estado del material y algoritmos de control adaptativo.
Es probable que los desarrollos futuros integren inteligencia artificial para la optimización autónoma de procesos de mecanizado en bruto, con parámetros autoajustables que respondan a las variaciones de material detectadas y a las condiciones de desgaste de la herramienta.